miércoles, 9 de junio de 2010

De cómo un panchito se convierte en un proyecto audiovisual



Diciembre de 2009. Mi Ego y yo nos disponíamos a disfrutar de un sencillo ágape improvisado en el plató de “Cifras y Letras”.
Nos lo merecíamos. Atravesamos la puerta con los ojos puestos en las mesas forradas de aperitivos. Perfecto.

No, espera, no es perfecto del todo. ¿De qué estamos hablando? Ah, sí, de stop-motion. ¿Por qué? No sé, la hermana del Calzonetti, que se ve que le interesa. Bueno, pues dale carrete mientras pruebo este pincho, pero no te luzcas mucho…

Puto Ego.

Cuando salí de allí tenía un disco de Kentokakí en una mano, y un “te escribo en enero” en la otra.
Y además era mi cumpleaños. Felicidades.

Puto Ego.

Enero de 2010. Ésta podría ser una de esas situaciones de “ya te escribiré” y después si te he visto...
Con algo de suerte no se acuerda. Voy a ver el correo, por si acaso.

Se acuerda, vaya si se acuerda. ¿Qué hacemos ahora, eh, Ego? Bueno, hemos estudiado Bellas Artes, tenemos la capacidad de inventar cualquier excusa creíble. ¿Y si no le contestamos?... Aggg puta conciencia…

Puto Ego, de esto ya no nos libra nadie.

Junio de 2010. Gracias por lanzarme al vacío! :D

2 comentarios:

  1. M U A K!

    tenías que haber estado ayer...

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  2. sí, hubiese sido interesante ver cómo me desintegro de los nervios mientras se proyecta el video jaja :D

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